viernes, 24 de junio de 2011

EL PEQUEÑO NIÑO

Una vez, un pequeño niño fue a la escuela.

Era él muy pequeñito

y la escuela muy grande,

pero cuando el pequeño niño

descubrió que podía ir a su clase

con sólo entrar por la puerta del frente

se sintió feliz,

y la escuela no le parecía tan grande, después de todo.

 

Una mañana

estando el pequeño niño en la escuela

su maestra dijo:

- Hoy vamos a hacer un dibujo

"Qué bueno" pensó el pequeño niño,

a él le gustaba mucho dibujar;

él podría hacer muchas cosas:

leones y tigres

gallinas y vacas

trenes y botes;

y sacó su caja de lápices

y comenzó a dibujar.

 

Pero la maestra dijo: - ¡Esperen!,

no es hora de empezar

y ella esperó hasta que todos parecían

estar preparados.

 

- Ahora, dijo la maestra.

- Vamos a dibujar flores.

"Qué bueno" pensó el pequeño niño

"me gusta mucho dibujar flores"

y empezó a dibujar preciosas flores

con sus lápices de colores.

 

Pero la maestra dijo: - ¡Esperen!

- yo les enseñaré cómo

y dibujó una flor roja con un tallo verde

- Aquí está, dijo la maestra,

ahora pueden empezar.

 

El pequeño niño miró la flor de la maestra

y después miró la suya,

a él le gustaba más su flor que la de la maestra

pero no lo dijo

sólo tiró su papel

y dibujó una flor roja con un tallo verde

igual a la de su maestra.

 

Otro día

cuando el pequeño entraba a su clase

la maestra dijo:

- Hoy vamos a hacer algo con barro

"Qué bueno" pensó el pequeño niño

"Me gusta mucho el barro".

 

El podía hacer toda clase de cosas con el barro:

serpientes y elefantes

ratones y muñecos

camiones y carros

y entonces comenzó a estirar su bola de barro.

Pero la maestra dijo: - ¡Esperen!, no es hora de empezar.

Y luego esperó hasta que todos parecían

estar preparados.

 

- Ahora, dijo la maestra.

- Vamos a hacer un plato.

"Qué bueno" pensó el pequeño niño

"me gusta mucho hacer platos"

y empezó a construir platos

de distintas formas y tamaños.

 

Pero la maestra dijo: - ¡Esperen!

- yo les enseñaré cómo

Y ella les enseñó a todos cómo hacer un profundo plato.

- ¡Aquí tienen!, dijo la maestra,

Ahora ya pueden comenzar.

 

El pequeño niño miró el plato de la maestra

y después miró el suyo.

A él le gustaba más su plato que el de la maestra

pero no lo dijo.

Convirtió su plato de nuevo en una bola de barro y

comenzó a hacer uno profundo como el de la maestra.

 

Y muy pronto el pequeño niño

aprendió a esperar y a mirar,

a hacer cosas iguales a las de la maestra.

Muy pronto dejó de hacer cosas

que surgían de sus propias ideas.

Entonces ocurrió que el pequeño niño y

su familia se mudaron a otra casa, en otra ciudad

y el pequeño niño comenzó a ir a su nueva escuela.

Esta escuela era más grande que la otra escuela,

tenía que subir grandes escaleras

y caminar por un largo pasillo para llegar a su aula.

 

En su primer día de clases

él estaba allí cuando la maestra dijo:

- Hoy vamos a hacer un dibujo

"Qué bueno" pensó el pequeño niño

y esperó que la maestra le dijera qué hacer,

pero la maestra no dijo nada,

sólo caminaba dentro del salón.

Cuando llegó donde el pequeño niño

ella dijo: - ¿No quieres empezar tu dibujo?

"Sí" dijo el pequeño niño, "Qué es lo que vamos a hacer"

- Yo no lo sé hasta que tú lo hagas, dijo la maestra.

¿Cómo lo hago? preguntó el pequeño niño.

- Como tu quieras, contestó la maestra.

"¿Y de cualquier color?" preguntó el pequeño niño

- De cualquier color, dijo la maestra.

- Si todos hacemos el mismo dibujo y

usamos los mismos colores,

Cómo voy a saber cuál es cuál y quién lo hizo,

dijo la maestra.

"Yo no sé" dijo el pequeño niño

y comenzó a dibujar una flor roja con el tallo verde.

 

Helen E. Buckley

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